Pedías libertad, la pedías a gritos, querías a toda costa recuperar tu vuelo. Desplegaste tus alas al viento, y volaste alejándote del suelo. Pero olvidaste que al alzarte lejos, dejabas en tierra todo lo bueno. A veces no valoramos lo que más nos conviene. No lo vemos por frecuente, como día a día está presente, deja de ocupar un lugar preferente.
Ya desde lo alto y ganando perspectiva, viste cómo brillaba en la lejanía; bajaste en picado, arriesgando la vida, supiste desolado que no llegarías; y entre tus plumas gastadas, perdiste tu cielo. Como oro dorado resbaló entre tus dedos. Y es que, nadie te previno... La libertad tiene su precio.
así es querida amiga tiene su precio, muchas veces debemos dejar cosas en pos de ella y quizás después comprendamos que la realidad es otra
ResponderEliminarSi, normalmente las personas que se pasan la vida reclamando su libertad, cuando la consiguen, se dan cuenta del precio pagado, lo que tenían, y no habían valorado
EliminarEn esta vida todo tiene un precio es cierto, a veces necesitamos esa libertad aun a sabiendas de que dejamos atrás mucho pero hay que seguir lo que dicta el corazón y si puede ser confinarlo con la razón...
ResponderEliminarBesitos.
Tienes razón, sino seguimos los dictados de nuestro corazón vivimos amargados, como enjaulados, en realidad cualquier decisión que tomemos siempre tendrá un precio significa renunciar a otras cosas.
EliminarBesitos campoazul.