El 10 de Octubre ha sido "El Día Mundial de la Salud Mental", aunque quizás no encaje totalmente en el tema, este relato lo publico en homenaje a ese día.
Amaneció triste, nublado, aunque me ilumina tanta
luz que casi me siento cegado.
Desde que estoy aquí, los días son tremendamente
largos, no tengo visitas y sólo de vez en cuando me hacen preguntas estúpidas
unos extraños.
Estoy pensando en esas preguntas, tengo mucho
tiempo para pensar: Ayer sobre mi edad, hoy sobre mis gustos, intento seguirles
la pista y hago conjeturas sobre qué me preguntarán mañana, quizás sobre
el trabajo que desarrollaba.
Me gustaría poder interrogarles pero hasta ahora
no me ha sido posible. Si me dejaran papel y lápiz podría ir apuntando mis dudas antes de olvidarlas.
Noto mi mente nublarse como el día, me voy
diluyendo en una niebla espesa que por momentos me va invadiendo, rodeando, absorbiendo.
Tengo miedo de perderme.
Creen que duermo: les oigo cuando entran, cuando
salen, les noto tocarme; pero donde estoy no puedo hablarles. ¿Cómo llegué
hasta aquí? Si conociera el camino de entrada, encontraría la puerta de salida. Todo es humo espeso, niebla fría la que se me pega al cuerpo. Tiemblo, lloro,
necesito consuelo, calor y aliento. Cierro los ojos, o eso creo, porque ya ni
tengo cuerpo; floto en esta nube opaca, sólo la soledad y el silencio acompañan
mi tormento.
DIAGNÓSTICO...