Te creíste fuerte, superior a mi, mi vida no valía nada. Hoy, me maltrataste por última vez. Tengo heridas por todo el cuerpo, pero la que más duele, se ha roto dentro. Se que llegará mi momento, recojo unas cuantas cosas y me marcho en silencio. Seguiré mi camino a pesar del hambre, el frío y la soledad, buscaré, encontraré mi lugar. Sigo vagando sin rumbo, no me da miedo el tiempo que pase, porque en el trayecto voy descubriendo cada una de mis verdades. Puedo ver cómo mi interior se reconstruye, se fortalece, y las rozaduras en mis pies van dejando cicatrices que me recordarán cada paso que di. Hoy me miro y no me reconozco, he crecido, soy fuerte, mi corazón fortalecido abarca todo lo vivo, un amor infinito que envuelve, surge de mi pecho y atrae hacia mi aquello que necesito.
Estás, te siento, pero no me dañarás. Ahora mi fuerza es mayor que tu maldad.
Te miro de frente, sin temor, ya no estoy sola, ¿los ves? A mi lado la sociedad, tú eres el proscrito, tú condenado serás, en la cárcel te verás. ¿Dónde quedó tu fuerza? ¿Dónde tu virilidad? Tan sólo un pobre enfermo que no supo respetar. Y es que hacen falta un par de narices... Para retarte y ganar...
A veces me parece increíble que haya hombres que golpeen a las mujeres, en verdad me parece horroroso que haya hombres que golpeen, me cuesta entenderlo, te lo aseguro.
ResponderEliminarUn cariño.
HD
Pues si que es increíble, pero sucede mucho más de lo que podemos ser conscientes, sucede de puertas para adentro y la victima no es, en muchos casos, ni consciente de eso, de ser una victima hasta que las cosas llegan muy lejos.
EliminarUn beso Humberto,