Para los viernes creativos del Bic naranja.
Ibai Acevedo |
Un mar de sentimientos nos inundó nada más vernos. Nos hicimos agua, viento, nos hicimos peces recorriendo firmamentos. Fundidos nuestros cuerpos, nadamos al unísono en el mar de nuestro tiempo.
Nos pilló desprevenidos, sin barreras, sin cañones, ante tal inmensidad, ante tantas emociones, nos rendimos y dejamos fluir nuestros anhelos. Solo un pero, porque nada es perfecto, surgieron los terceros, quienes pensaron, hablaron y opinaron.
Nosotros, sin querer, dejamos nuestros pies al descubierto, por los poros se filtraron las mentiras que lanzaban, y pisamos, se nos clavaron como espinas, tan hondo, que mancharon nuestro universo, lo contaminaron de fluidos tóxicos, esos que derraman a su paso quienes no conocen el amor de primera mano. El mar, una vez envenenado, comenzó a sangrar, a desprenderse de la vida, a rezumar muerte por cada esquina, los abrazos dejaron de ser tiernos, los besos no dejaban sabor a brisa y el olor salino, que en otro tiempo convertía en branquias nuestras sonrisas, se tornó en hedor irrespirable. Mis escamas se endurecieron, tus espinas crecieron, el roce, antes vibrante, es ahora doloroso y desesperante.
© Yashira 2019