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viernes, 27 de enero de 2017

Anafilaxia



Un reto interesante, un viernes creativo sin adjetivos.


La imagen puede contener: una o varias personas y exterior
Alessandra Sanguinetti

Prometí no moverme hasta que volviera. 
Para no aburrirme he ideado un juego, pienso en una parte de mi cuerpo y ésta responde con una sensación. Lengua, sabor a chocolate del desayuno; manos, tacto de las flores; pies, dolor al estar tanto tiempo parada; oídos, sonido de los pájaros. Mi cuerpo reacciona a la brisa que llega. 
El problema son mis ojos, me los tapó para que no pudiera verle llegar, dijo. 
En la boca sabor a sangre, en las piernas debilidad, en la cabeza el zumbido de miles de abejas, mi cuerpo abrasa. No puedo respirar. En la punta de mis dedos, inspiración. Alcanzo a desatar el pañuelo antes de desvanecerme. Él mira fijamente el ramo que tengo entre mis manos.
© Yashira  2017



miércoles, 25 de enero de 2017

Semana 16. REC.


Tu otra mitad.

No quiero volver a verte nunca más. Aún no sé bien por qué no entendió mi afán por completar todo lo que dejaba a medias. Con mucha dignidad recogí las cartas que había escrito en su nombre, recompuse la cama que había deshecho para él, borré todos los mensajes del móvil, el mío y el suyo. Quizás aquellas palabras no tenían un significado tan literal. Pero esta vez le creí y tuve que dividirme más. No dejé ni rastro de sangre, de la mía.
© Yashira  2017


Círculo vicioso.

¡No quiero volver a verte nunca más! Y se marchó dando un portazo. Como todos los días.
© Yashira  2017

domingo, 22 de enero de 2017

Mi nombre es lo de menos


Para mi primer Viernes Creativo del año, los anteriores se me han ido escapando.


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Jim Kazanjian


























Fíjate, ufanos se miran en cualquier lugar que los refleje, aunque sea de reojo ni a uno se le escapa su imagen. No comprenden lo que realmente son. El acto más importante que realizan, único fin por el que han sido creados, desearían eliminarlo. Aun no han entendido que no podrán ser eternos, si consiguieran traspasar la barrera de los años desaparecerían, ya sucedió con otros antes. Les veo desde mi morada siempre atareados, creando, inventando, tratando de alejarse de su fin, en ocasiones les permito algún capricho, vivir más allá de un siglo, pero no, no tendría sentido que esa fuere la dinámica general. Creen ser el centro de la creación, aunque su importancia no va más allá de mis deseos, de si son útiles o no para que mi Señor se vea complacido. No son como el resto de los mamíferos, tienden a cambiar el sentido natural de todo, eso entorpece la labor y los hace cada vez más inservibles, sólo su audacia aún es útil, con ella puedo acumular energía suficiente para contrarrestar la que malgastan. Precisamente es su muerte la que da vida a nuestra especie, cada vez que ellos exhalan su último aliento generan el impulso vital necesario para germinar un embrión. Y son el alimento perfecto para La Madre. A veces, cuando los veo mirarse complacidos su ombligo, me asalta la tentación de mostrarles la realidad, pero no, no podrían comprender, son limitados, mucho, por eso mejor dejarles en su ignorancia y permitir que su insaciable ego siga trabajando a mi favor. 
© Yashira  2017