Me leen...

viernes, 22 de diciembre de 2017

A tu burbuja.



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Lu Wenpeng (Foto ganadora en los Siena International Photo Awards 2017

Cuando te veo pasar con esa agilidad envidiable, sin darte cuenta de mi presencia, siempre me pregunto cómo entrar en tu mundo, quiero llamar tu atención, decirte que estoy aquí, mirándote y maravillándome por tu destreza, fuerza y elegancia; cómo decirte que me gustas, que mi vida está vacía en este espacio pequeño, que aunque siempre me sentí afortunada por tener lo que tengo, desde que me crucé contigo, soy desgraciada; anhelo conocer tu forma de vida, saber qué desayunas, con qué te diviertes y qué te hace sonreír. Permíteme alcanzarte, acariciar tu cara, besarte. Pido permiso para amarte. 

© Yashira  2017




martes, 19 de diciembre de 2017

Les protejo con amor



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Imagen tomada de Internet
                                

Un pequeño gusano se disponía a comer su jugosa hoja cuando cae violentamente al río, navega corriente abajo sobre el improvisado barco, sin rumbo, hasta chocar contra una roca y termina sumergido en las frías aguas, tembloroso y asustado. De pronto nota calor, un calor reconfortante y una luz brillante que sale de unos ojos azules como el cielo. Alguien le sonríe, lo posa sobre una rama y desaparece.

En ese mismo instante varios conejos huyen despavoridos. Uno dice a su madre que corra más deprisa, tienen que huir. Pero la madre yace en el suelo, el gazapo al tocarla se tiñe de rojo. Ella, apagándose poco a poco, rendida, apoya su hocico en la tierra. De repente, la herida va cerrando y unos ojos claros le dan sosiego y calor, un calor placentero, agradable.


Pocos metros más atrás, un cazador se queja, maldice la rama que cayó clavándose en su hombro y disparando la escopeta que espantó a los conejos. Sangra abundantemente. Aturdido, ve la figura de una mujer con grandes ojos azules que le transmite frío. El frío sale de ese ser, no la distingue bien, parece una criatura alada. “¡Mejor me largo!”, refunfuña, mientras recoge sus trastos.

© Yashira  2017




De nuevo me he atrevido a asomarme a ENTC, hacía mucho que había cerrado la ventana y la vuelvo a abrir, qué felicidad leer tantos relatos entrañables, de entrañables conocidos.



viernes, 5 de mayo de 2017

Ex Director de Colección

Viernes Creativo.

cabezas muñecos Elena Casero 2
Imagen de Elena Casero Viana


En el mapa no aparecía, y el GPS quedó en stand by al intentar incluir datos inexistentes ¿Cómo encontrar un lugar sin nombre? 
Decidí seguir al navegador que nunca falla, mi intuición. Bajé del coche, senté en el suelo y cerrando los ojos relajé mente, corazón y espíritu. La imagen no tardó en aparecer nítida en mi interior, como embudo me engulló y el torbellino de emociones se desencadenó hasta tal extremo que entré en apnea sin percatarme. Fue el sobresalto antes del desmayo lo que me hizo reaccionar volviendo a la realidad, ahora todo estaba resuelto, solo debía subir al vehículo y seguir las coordenadas de mi instinto. Así lo hice. Escasamente una hora después, tras derrapar, cruzar un pequeño arroyo y quedar casi atascado en medio de la nada, ahí estaba, mi destino dibujado en el horizonte. Resultó más sombrío de lo que recordaba, aquellos muñecos abofetearon mi memoria, regresé al internado y a las largas tardes atados a la valla por negarnos a comer ese caldo oscuro que llamaban puchero ¿Cuánto tiempo había pasado?

La misión encomendada era precisa, hubiera resultado fácil llevarla a cabo y marchar, pero las cosas no son lo que parecen ¿Cuántos muñecos había? ¿Ocho? ¿Nueve? Traté de serenarme, centrar la atención en el objetivo y marchar antes del anochecer.

Desde el otro lado del teléfono la voz del antiguo Director había sonado insistente, repetía que no debía abrir la maleta, sólo encontrarla y traerla ¿sencillo no? Pero llegados a este punto me doy cuenta que la sencillez tampoco es lo que parece, no indicó dónde buscarla, ni cómo era, tan sólo dijo que podía estar enterrada ¿Enterrada? 
De nuevo serían los impulsos de mi intuición los que guiarían mis pasos. Esta vez no hizo falta sentarme, la angustia que iba llenando mi estómago azuzó la percepción, entré con los ojos cerrados, si los abría, si miraba aquellas paredes, aquellos muebles, probablemente nunca la encontraría. Algo lastimó mi pie, tuve que mirar y recogí lo que parecía el palo de una azada. Hurgué con él, ahí debía buscar, lo sabía, con cuidado fui apartando restos de losas, tierra y piedras hasta llegar a ella, al moverla los huesos se desparramaron, el tiempo y la humedad habían resquebrajado su estructura. Antes del golpe seco que hizo crujir mi cabeza, un instante de lucidez: nunca saldría de allí. 
© Yashira  2017


cabezas muñecos Elena Casero
Imagen de Elena Casero Viana



lunes, 20 de febrero de 2017

Teleoperador en celo




Semana 19 de REC.

Imagen relacionada
Imagen tomada de Internet

En el lugar más recóndito de la isla te encontré, buscaba otras cosas, agua, comida, eso que, cuando aterrizas en una isla desierta se convierte en esencial, a ti nunca te habría buscado. Si sería difícil explicar cómo llegué hasta aquí, no quiero ni imaginar cómo llegaste tú, y ya en este punto sólo hay algo a lo que todavía doy vueltas, qué sentido tiene en una isla desierta, sin cobertura, tu insistencia en el nuevo plan. 
© Yashira  2017


martes, 14 de febrero de 2017

Malformación



Semana 18 de REC.

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Imagen tomada de Internet

Debo decidir con inminencia. El anuncio llegó tornando la ilusión en desazón. Me dicen que no lo dilate más o será irreversible. Me piden que haga de dios, que sentencie si vives o mueres, argumentan que serás un fatigoso lastre, pero ¿de verdad creen que tu desaparición no pesará? Mi vida ya se ha transformado desde que recibí la noticia. Ahora la elección es entre sobrevivir en la desesperación o malvivir en la agonía.
© Yashira  2017


lunes, 6 de febrero de 2017

Abandono


Semana 17, mi aportación a REC.

Imagen tomada de Internet


El armario donde acababa de encerrar a su muñeca se tornó borroso, no podía recordar el tiempo transcurrido, pero su cara mojada y el estado de su ropa hablaban de unas cuantas horas. Seguramente las mismas que llevaba sola. Tuvo esa reacción infantil que tantas veces él le había reprochado. Consciente, secó sus lágrimas y acercándose al armario suplicó perdón. Como nadie la escuchaba, abrió la puerta, la sacó y la quemó. Se acabó, nunca más volvería a mirar esa cara boba. Y quemó el último retazo de recuerdo, las últimas palabras pronunciadas, todas las fotos y hasta las caricias negadas.

© Yashira  2017



viernes, 3 de febrero de 2017

Paralelismos


Para los Viernes Creativos de Ana Vidal.


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Rosa Martínez


La vida no es fácil, mucho trabajo, poco tiempo para terminar las tareas y casi ninguno para disfrutar. La nuestra es muy parecida a la vuestra, pensaréis que qué tonterías dice esta muñeca, pero si lo razonáis un poquito veréis que tengo razón. Entre actuación y actuación permanecemos encerrados en un cajón oscuro. El tiempo de encierro es como si no existiera, apretujados unos a otros, sin poder movernos, ni ver nada. Llega el momento de salir a escena, ahí podemos relacionarnos y aunque estamos trabajando, disfrutamos, nos gusta lo que hacemos. Después llega el rato de asueto, sí, ese en el que se olvidan por unos minutos, si hay suerte llegan a ser horas, de nosotros; ahí es donde entra nuestra diversión de verdad, podemos movernos, charlamos y nos divierte mucho mirar a nuestro alrededor observando qué hacen los demás. Esto, observar, es lo que me ha llevado a la conclusión de lo parecidos que somos a vosotros. Pensadlo, veréis como no es tan descabellado ¿O no te alegras cuando tu jefe no te tiene en el punto de mira? ¿O tu mujer, marido, padre o profesor? A todos nos viene bien que nos dejen un buen rato en paz ¿O no?
© Yashira  2017





miércoles, 1 de febrero de 2017

Ángel de mi guarda, dulce compañía.


Mi aportación para ENTC (ENERO-FEBRERO: PERROS Y GATOS)


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Imagen tomada de Internet

Hace años vivía en nuestro barrio una familia muy conocida y temida, se contaban historias escalofriantes que presuntamente habían protagonizado.

Aquella tarde de junio, camino del instituto, vi venir un chico en bicicleta, inquieta descubrí que era uno de ellos, miré a mi alrededor, nadie a aquella hora transitaba por allí. Valoré la situación: correr no serviría, ni gritar tampoco. La ansiedad se había apoderado de mí cuando unos ojos negros se posaron en los míos, alto y enjuto se posicionó a mi lado; el joven malhechor nos alcanzó, me miró, le miró, y un seco gruñido salió de su belfo amenazadoramente levantado. Aquel granuja, sopesando que no merecía la pena arriesgarse a una dentellada, retomó su camino; él permaneció pegado a mí hasta que el ciclista desapareció. De nuevo aquella cálida mirada y cuando quise reaccionar ya no estaba. Ni le vi llegar, ni le vi marchar. 


Durante semanas lo busqué para darle comida y cobijo. Nunca lo hallé.

Hoy mi hijo se suelta y corre hacia la carretera, escucho un sonoro frenazo, grito angustiada, corro y descubro al niño bajo aquel conocido, delgado y peludo cuerpo, sus cálidos ojos se posan en los míos. 

© Yashira  2017


viernes, 27 de enero de 2017

Anafilaxia



Un reto interesante, un viernes creativo sin adjetivos.


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Alessandra Sanguinetti

Prometí no moverme hasta que volviera. 
Para no aburrirme he ideado un juego, pienso en una parte de mi cuerpo y ésta responde con una sensación. Lengua, sabor a chocolate del desayuno; manos, tacto de las flores; pies, dolor al estar tanto tiempo parada; oídos, sonido de los pájaros. Mi cuerpo reacciona a la brisa que llega. 
El problema son mis ojos, me los tapó para que no pudiera verle llegar, dijo. 
En la boca sabor a sangre, en las piernas debilidad, en la cabeza el zumbido de miles de abejas, mi cuerpo abrasa. No puedo respirar. En la punta de mis dedos, inspiración. Alcanzo a desatar el pañuelo antes de desvanecerme. Él mira fijamente el ramo que tengo entre mis manos.
© Yashira  2017



miércoles, 25 de enero de 2017

Semana 16. REC.


Tu otra mitad.

No quiero volver a verte nunca más. Aún no sé bien por qué no entendió mi afán por completar todo lo que dejaba a medias. Con mucha dignidad recogí las cartas que había escrito en su nombre, recompuse la cama que había deshecho para él, borré todos los mensajes del móvil, el mío y el suyo. Quizás aquellas palabras no tenían un significado tan literal. Pero esta vez le creí y tuve que dividirme más. No dejé ni rastro de sangre, de la mía.
© Yashira  2017


Círculo vicioso.

¡No quiero volver a verte nunca más! Y se marchó dando un portazo. Como todos los días.
© Yashira  2017

domingo, 22 de enero de 2017

Mi nombre es lo de menos


Para mi primer Viernes Creativo del año, los anteriores se me han ido escapando.


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Jim Kazanjian


























Fíjate, ufanos se miran en cualquier lugar que los refleje, aunque sea de reojo ni a uno se le escapa su imagen. No comprenden lo que realmente son. El acto más importante que realizan, único fin por el que han sido creados, desearían eliminarlo. Aun no han entendido que no podrán ser eternos, si consiguieran traspasar la barrera de los años desaparecerían, ya sucedió con otros antes. Les veo desde mi morada siempre atareados, creando, inventando, tratando de alejarse de su fin, en ocasiones les permito algún capricho, vivir más allá de un siglo, pero no, no tendría sentido que esa fuere la dinámica general. Creen ser el centro de la creación, aunque su importancia no va más allá de mis deseos, de si son útiles o no para que mi Señor se vea complacido. No son como el resto de los mamíferos, tienden a cambiar el sentido natural de todo, eso entorpece la labor y los hace cada vez más inservibles, sólo su audacia aún es útil, con ella puedo acumular energía suficiente para contrarrestar la que malgastan. Precisamente es su muerte la que da vida a nuestra especie, cada vez que ellos exhalan su último aliento generan el impulso vital necesario para germinar un embrión. Y son el alimento perfecto para La Madre. A veces, cuando los veo mirarse complacidos su ombligo, me asalta la tentación de mostrarles la realidad, pero no, no podrían comprender, son limitados, mucho, por eso mejor dejarles en su ignorancia y permitir que su insaciable ego siga trabajando a mi favor. 
© Yashira  2017