Esta es una entrada diferente, no es ficción. Es solo un desahogo y una llamada de atención.
LOS VECINOS DE LA HUERTA
¿CIUDADANOS DE 2ª CATEGORÍA?
Primero aclararé un
punto, soy festera, durante años he participado en las Fiestas y
siempre las he disfrutado. Es cierto que ahora, por razones
económicas, no estoy participando, pero volveré a hacerlo en cuanto
mi economía me lo permita, quiero estas fiestas, que considero
importantes para potenciar Cartagena y su historia. Aclaro esto
porque sé que mucha gente piensa que los vecinos de esta zona no las
queremos aquí, habrá quien no, pero como tantas otras cosas en
tantos otros lugares, nunca llueve a gusto de todos.
Aclarado esto, os relato lo vivido en la Huerta de
la Hoya, junto al campamento festero de Cartagineses y Romanos, en Cartagena:
Jueves 19 de septiembre, a las 02:00 de la mañana
ya había botellón tras mi casa, con música desde los coches hasta
cerca de las 06:00 de la mañana. Consecuencia, difícil descanso.
El día 20 sobre las 08:45, un camión de los
feriantes se enganchó con las luces de iluminación del camino hacia
el botellón, colocadas demasiado bajas y enganchadas en un poste de
teléfono, al romperse el poste derribó parte de la valla que rodea
mi finca. A día de hoy, 29 de septiembre, aún no sabemos quién va
a reparar la valla.
Para nosotros, los que
vivimos aquí, desde ese momento ya nos ha sido difícil el retorno a
nuestras viviendas, en mi caso, he procurado salir siempre andando
para evitar problemas con el coche.
Ha sido una larga semana sin poder descansar
correctamente, no por las Fiestas en sí, si no por la actitud
incivilizada de los visitantes y festeros que se emborrachan y
perturban las zonas privadas. Durante cada noche, hemos sufrido un
desfile de jóvenes que venían hasta nuestras casas, bajo nuestras
ventanas a orinar, defecar, dejar todo lleno de compresas, tampones y
condones, hablar, poner música alta desde sus móviles, y lo peor,
si protestabas, insultar y amenazar, incluso con ir a su abogado
porque teníamos que permitirles hacer lo que les venga en gana.
El tema de mi valla también tiene su historia. El
viernes 20 sobre las 14 horas, siguiendo las instrucciones del
policía local que hizo el informe, me acerqué a la sede de la
Policía, junto a Bomberos, allí, un policía, muy amable, me indicó
que era pronto para que estuviese el informe, que en un día o dos
volviese, le pregunté qué necesitaba para pedir ese informe y me
dijo que solo trajese el carnet de mi madre, ya que la finca está a
su nombre y se había hecho con sus datos, no hacía falta que ella
fuese físicamente. Le agradecí su información y quedé en volver
en unos días. El martes 24 me acerqué, acompañada por mi madre,
por si fuese necesario poner alguna denuncia más, ya que nadie se
había puesto aún en contacto con nosotros para la reparación. El
policía que había en recepción nos dijo que teníamos que esperar
un cuarto de hora a que saliese un compañero que llevaba ese tema,
que nos sentásemos a esperar, lo que hicimos. Tras unos tres cuartos
de hora se dignó llamar a su compañero que estaba en la puerta
continua a donde nosotras estábamos sentadas, él salió y buscaron
si había atestado, no lo había, no era con él con el que había
que hablar, llamaron a otro compañero y parece ser que había un
parte, pero se nos dijo que no teníamos acceso a él, le dije que no
entendía, que en todo momento me dijeron que no nos preocupásemos,
que todo estaba resuelto y con el parte de ellos se arreglaría la
valla, además podíamos recoger la copia en su sede. Pues no, este
señor nos dijo que nada de eso era cierto, que SÍ debíamos
preocuparnos porque para que nos arreglaran la valla teníamos que
registrar un escrito en el Ayuntamiento y que el informe no se nos
facilitaría si no pagamos la tasa, pregunté qué tasa era y dónde
había que pagarla, pero eso no lo sabía. Ante mi desconcierto, le
dije que cómo era posible que todos los policías con los que
habíamos hablado hasta ese momento no nos hubieran informado de
esto, si no todo lo contrario, enfadado me dijo que estaban
equivocados y que ese no era su problema. Conclusión, según este
solidario compañero, si por alguna razón necesitas que un policía
local se persone, o haga algo, asegúrate bien de que sea el que
sabe, porque los demás no tienen ni idea del trabajo que realizan.
(Aclaración: el lunes 30 volví a la Policía,
donde me facilitaron un papel con los datos del camión responsable
para ponernos en contacto con su seguro, curioso...)
El viernes 27 la valla de otros vecinos apareció
volcada también, no sabemos quién la tumbó.
Ayer, día 28 por la tarde noche unos vecinos casi
son multados por meter el coche en su casa, desde el aparcamiento
habilitado hasta su vivienda, apenas hay unos metros, pero los
policías locales, en lugar de facilitarles el acceso a su vivienda,
parando y apartando un poco a la gente, lo que apenas habría
supuesto unos minutos, se enfrentaron a los vecinos diciéndoles que
en lugar de preocuparse de que el coche quedase expuesto al
vandalismo, que lo hay, de la gente borracha, se preocuparan de la
multa que iban a tener que pagar. Cada año, y son ya 30, la Policía
que vigila que la carretera quede libre de obstáculos nos han
facilitado el acceso a nuestras viviendas ¿Por qué este año se nos
pone difícil? ¿Así es como nuestra policía, que la pagamos todos,
nos ayuda y facilita la buena convivencia de fiestas y vecinos?
Este último fin de semana ha sido el más duro,
largo, largas noches sin dormir porque el desfile de jóvenes ha
continuado, y no me pregunten cómo pero, incluso, la chumbera que
tenemos dentro de la finca ha aparecido con una parte cercenada y el
cactus que había junto a mi ventana aparece tirado en el suelo y sin
maceta ¿De verdad es necesario destrozar la propiedad privada para
divertirse? Me siento harta de leer y escuchar pestes de los dueños
de perros porque dejan las calles sucias, yo tengo perro y gran parte
de mis conocidos y amigos tienen perro, cierto que hay cacas de perro
por las calles y a mí también me molesta que así sea, pero no son
todos los dueños de perros, ni todos los perros los responsables de
esos hechos, son los incivilizados, los mismos que cometen todas las
otras fechorías y guarradas cuando tienen ocasión. No me parece
peor una caca de perro o un orín de perro, que una caca de persona o
un orín de persona, ni que una lata, botella o papel ¿Por qué toda
la suciedad se le achaca a los perros? Quienes no tienen perro y
hablan de la suciedad sí tienen hijos, nietos, sobrinos, etc, que
salen al botellón ¿Se van detrás de sus niños a limpiar la caca
que van dejando? Porque yo sí limpio la caca de mi perro y mi hijo,
que también sale al botellón, como joven que es, vuelve enfadado a
casa diciéndome: “No lo entiendo mamá, llevan las cosas en bolsas
¿Por qué entones tiran todo al suelo? ¿Por qué no vuelven a dejar
las cosas en las bolsas y las tiran al contenedor? Si cuando se las
beben, vacías, pesan menos que cuando las trajeron”, mi hijo tiene
educación, es civilizado y no comprende, ni comparte ese modo de
proceder ¿No será que deberíamos protestar menos y educar más?
¿No deberíamos poner cada uno nuestro granito de arena para que la
ciudad esté más limpia?
Y para terminar el último día de fiesta, los
coches, ya sin respeto ninguno invaden el terreno cultivado de un
vecino, un hombre de 86 años que lo trabaja con el mayor esfuerzo,
él ha avisado a la policía, la misma policía que la noche anterior
estuvo a punto de multar a un vecino, pero los coches no se han
movido, pareciera que aquí quienes estorban y menos derechos tienen
son los vecinos. Y ahí queda, toda la alfalfa aplastada por los
incivilizados que no entienden ni de propiedad, ni de esfuerzo ajeno.
Esta ha sido mi crónica, hasta las 23:14 del
domingo 29 de septiembre, cuando todavía queda una larga noche, el
fuego sagrado apagado y los fuegos artificiales ya hicieron las
delicias de niños y mayores, que, por cierto, me han parecido algo
más cortos que años anteriores.
© Yashira 2019
A día de hoy, todavía la valla está sin reparar y aún no sabemos quién la reparará.