Queridos Reyes Magos:
Este año no he
sido ni buena ni mala, he sido como he podido cada día, siempre con la mejor
intención. A veces me he enfadado, a veces ha habido rabia en mi corazón, he
dicho cosas que debería haber callado, he pedido perdón, he mirado al pasado
con culpa por lo inevitable, he cometido errores, muchos. Y mucho también es lo
que he llorado, he llorado por miedo, angustia, soledad, impotencia; he llorado
por tantos seres vivos, del reino vegetal y animal que han muerto en este largo
año pasado y que siguen muriendo en tantos lugares todavía; he llorado por
tantos niños fallecidos violentamente a manos de progenitores, quienes debían
cuidarlos y protegerlos; por las cerca de 100 mujeres fallecidas violentamente solo
por ser mujeres, por cada mujer violada, cuya vida ha quedado rota para
siempre; por los hombres y niños que han sufrido abusos y que con valentía han
comenzado a abordarlos y denunciarlos, por tantos ancianos muertos en soledad,
también sufro por los que, aún vivos, están solos y les faltan las fuerzas en
el día a día; mi corazón se ha estremecido con las guerras, con las bombas y el
terrorismo; con el hambre que azota nuestro país y por la gran hambruna que hay
en extensas zonas de nuestro planeta, me entristece cuando veo la opulencia y
el despilfarro ignorante e insensible al dolor que existe en nuestra sociedad.
Como veis
Majestades,
son muchas las razones que me han llevado a la tristeza, hay muchas más que no
os relato por no alargar más esta misiva, el objetivo no es contaros lo que
seguro ya sabéis, porque conocéis el sufrimiento generalizado de tantos seres
en el planeta, el objetivo es pedir la mejora de estas situaciones, no sé si
está en vuestra mano traer luz a tanta oscuridad, amor para contrarrestar tanto
odio, vivimos momentos difíciles en todo el planeta y especialmente aquí, en
nuestra España querida. Hoy, con esta carta no voy a pedir nada para mí, mis
necesidades son también las de muchos otros que, como yo, carecen de la
estabilidad más inmediata, esencial e imprescindible. Hoy pido por todos, pido
que sea la coherencia, la solidaridad, la empatía y el amor hacia todos los
seres vivos lo que se instale en los corazones de mis conciudadanos. Me duele
mucho ver tanta agresividad, falta de respeto, intransigencia, odio. Hoy no
pido cosas materiales, pido AMOR, comprensión, fuerza para llevar los malos
momentos y luz, una luz que ilumine el corazón y la razón de cada hombre y
mujer de este país. Si en vuestras manos está, vaciad de odio e intransigencia
las decisiones que solo llevarían a la destrucción de lo que se debe proteger,
para nosotros, los seres humanos de a pie, no es sencilla batalla la que hay
que librar. Nuestro mundo es hermoso, aún tras tanta catástrofe, cercana como
la del Mar Menor o lejana como ahora la de Australia, confío en que aún es
posible revertir la situación con buena intención, ganas y dando pasos certeros,
donde no sea el interés económico el que dirija la acción, sino el verdadero
deseo de solución.
Y queridos Reyes, no me dirijo a ninguno
en particular porque sé que la labor es difícil, extensa y aunque conozco de
vuestra Magia, creo que será la cooperación entre todos la que hará posible el buen
fin de una empresa de tanta envergadura.
Muchas gracias por recibir esta carta,
deseo, con el corazón lleno de esperanza, que sea tenida en cuenta y a partir
de mañana la luz vaya iluminando cada paso, palabra y acto de mis hermanos humanos.
Con cariño y respeto, Yashira.