Mi aportación para ENTC (ENERO-FEBRERO: PERROS Y GATOS)
Imagen tomada de Internet |
Hace años vivía en nuestro barrio una familia muy conocida y
temida, se contaban historias escalofriantes que presuntamente habían
protagonizado.
Aquella tarde de junio, camino del instituto, vi venir un chico en
bicicleta, inquieta descubrí que era uno de ellos, miré a mi alrededor, nadie a
aquella hora transitaba por allí. Valoré la situación: correr no
serviría, ni gritar tampoco. La ansiedad se había apoderado de mí cuando unos
ojos negros se posaron en los míos, alto y enjuto se posicionó a mi lado; el
joven malhechor nos alcanzó, me miró, le miró, y un seco gruñido salió de su
belfo amenazadoramente levantado. Aquel granuja, sopesando que no merecía la
pena arriesgarse a una dentellada, retomó su camino; él permaneció pegado a mí hasta que el ciclista desapareció. De nuevo aquella cálida mirada y cuando
quise reaccionar ya no estaba. Ni le vi llegar, ni le vi marchar.
Durante
semanas lo busqué para darle comida y cobijo. Nunca lo hallé.
© Yashira 2017
Si que es un buen ángel de la guarda :)
ResponderEliminarBesos.
Muy bueno Alfred, y lo mejor es que todos tenemos el nuestro.
EliminarBesos.