Imagen tomada de Internet |
Al otro lado de la ventana hacía sol. Cómo esperar que al entrar en casa lloviera a cántaros. Esto empezó el día
que dejó de nacer mi hija, estaba todo preparado, habitación, cochecito, ajuar,
mi mujer rompe aguas y al llegar al hospital, no había bebé. Del susto perdí el
conocimiento y desperté escuchándome decir: Mamá cierra la ventana, no quiero
ver la vida. Mi voz 40 años atrás. Y aquí sigo, sorteando las inclemencias de mi
tiempo, despejando tormentas de ideas, que chocan y resbalan por los
cristales de las gafas que no tengo y reviviendo la sinrazón que me habita día
tras día.
© Yashira 2016
Un tanto sorprendente, revivir día tras día la misma sinrazón.
ResponderEliminarUn beso.
Sí, creo que el pobre se ha salido de alguna órbita temporal y se ha enredado, ha entrado en una espiral... Esas cosas no sé si pasan, pero a él le ha pasado. Tendremos que andar con ojo.
EliminarBesos Alfred.
Cuando llueve dentro de casa y se empañan las gafas que uno no tiene, solo puede esperar que un día salga el arcoiris en el piecero de la cama.
ResponderEliminarBesos
Jaja toda la razón Henry, o que del armario salga caperucita.
EliminarBesos.