Foto tomada en el Cabezo de la Fuente (Los Belones) Cartagena |
Comencé
despacio para no gastar mis fuerzas. Fui buscando en cada momento el lugar más
adecuado para no caer. Con cuidado posaba mis pies sobre arenas resbaladizas,
sobre rocas empinadas; sobre piedras que se desprendían en mi escalada. De vez
en cuando me agarraba a alguna rama generosa que aguantaba mi peso sin ceder.
En dicha subida descubrí lo más increíble: en el suelo, las hojas caídas dibujaban tesoros; los árboles, altivos, lucían ramas de oro y la brisa que llegaba, impregnaba el ambiente de aromas que te transportaban a tierras lejanas.
Desde arriba había mejor perspectiva. Podía ver cada trecho de la empinada subida: la base firme, cargada de viejas historias para contar al calor del hogar en las frías noches del invierno.
En dicha subida descubrí lo más increíble: en el suelo, las hojas caídas dibujaban tesoros; los árboles, altivos, lucían ramas de oro y la brisa que llegaba, impregnaba el ambiente de aromas que te transportaban a tierras lejanas.
Desde arriba había mejor perspectiva. Podía ver cada trecho de la empinada subida: la base firme, cargada de viejas historias para contar al calor del hogar en las frías noches del invierno.
Conforme
asciendo escribo mis propias anécdotas,
conozco gentes, disfruto, percibo sensaciones nuevas, descubro lugares
diferentes,...
Consigo llegar a la cima. Los miro con estupor, otros llegaron antes y cada uno describe de distinta manera su camino. Las dudas asaltan de nuevo. Y te dices a ti misma: " Subiste buscando calma, soledad, tiempo para respirar, para reflexionar; pero aquí, todos hablan y ríen. Todo lo que te perturbaba ha subido contigo". Y entonces, mirando alrededor, te das cuenta que solo hay un modo de aceptación: recibir con gratitud lo que los otros tienen para dar.
Consigo llegar a la cima. Los miro con estupor, otros llegaron antes y cada uno describe de distinta manera su camino. Las dudas asaltan de nuevo. Y te dices a ti misma: " Subiste buscando calma, soledad, tiempo para respirar, para reflexionar; pero aquí, todos hablan y ríen. Todo lo que te perturbaba ha subido contigo". Y entonces, mirando alrededor, te das cuenta que solo hay un modo de aceptación: recibir con gratitud lo que los otros tienen para dar.
Foto tomada en la Fuente (los Belones) Cartagena |
Yashira, buena metáfora de la existencia de cada uno. Lo que nos rodea está ahí por algo, y se disfruta o se deshecha, pero lamentarse nunca.
ResponderEliminarAbrazos.
No señor, nunca lamentarnos porque cada cosa tiene su razón de ser, aunque a primera vista nos parezca lo contrario.
EliminarUn fuerte abrazo,
Mírala, qué chula, ahí subida cual pajarillo descansando en su árbol.
ResponderEliminarBuena metáfora del destino y la vida, Yashira.
saber adaptarse y saber convivir con los demás. Buscar los valores que tienen y que tenemos y quedarnos con lo bueno que encontremos en el camino.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Jaja, Mos, es cierto, no sabes lo cómoda que estaba ahí subida en esas ramas, parecían pensadas para descansar en ellas. Gracias por tus palabras, siempre debemos ver el lado bueno de las cosas, la aportación que tienen que hacernos, si nos centramos en lo que queríamos y no hemos conseguido, nos perdemos lo bueno que vienen a regalarnos.
EliminarUn abrazo hasta tu orilla,
Dices muy bien amiga, la aceptación y la tolerancia hacía los demás y hacia todo lo que nos rodea sin duda nos hará disfrutar de cada lugar en que nos encontrémos.
ResponderEliminarBuenas fotos.
Besitos.
Así es, sólo aceptando podremos aprovechar en cada momento lo mejor que haya para disfrutar. No perdamos el tiempo en lamentaciones que no nos llevan a ningún lado.
EliminarBesitos amiga,
Cartagenera moren...rubia. Mándame un correo para invitarte a El Microrrelatista.
ResponderEliminarBesos.
Bueno amigo Torcuato ya te mandé ese correo, me hace ilusión que me invites a El Microrrelatista,
EliminarBesos y un abrazo,
Yashira:
ResponderEliminarEl escrito está bien pensado y mejor escrito.
Yo aun no llegué a esa cima y mucho me temo que, o será inaccesible para mí, o -directamente- no existe.
No obstante, convivo con aquellos que se elevan en mi compañía. Coincido contigo en que tales presencias no siempre resultan lo agradables que era de esperar, pero sigo junto a ellos; incluso, de tanto en tanto, desciendo para indicarles un camino menos arduo.
De todas maneras, es solo un enfoque personal, ya que el relato te pertenece solo a ti.
Consejo: si bien la foto está muy pixelada, parecería ser una higuera, y las ramas de esa planta son traicioneras: se quiebran con facilidad.
Por desgracia, la otra foto no la puedo ver.
Un cordial saludo.
Arturo, la otra foto es de la montaña, y sí, es una higuera, pero estaba ahí comodita y segura, no te preocupes. Y por lo demás, depende de la interpretación de cada uno, aunque, como bien dices, el relato me pertenece sólo a mí, también es para ti, y lo interpretas a tu modo, me gusta que así sea. Pero no pienses que no existe, pienso que si crees algo al final lo creas, es mejor la idea de que aún no has conseguido llegar y sigues en el camino, también es una apreciación personal, porque tu camino es sólo tuyo.
EliminarUn cordial saludo, y me alegra tu paso por mi espacio,