Como una esponja exprimida, así comenzó todo. La vida le estrujó el corazón hasta dejar un profundo hueco en su interior. Desde ese vacío sintió desdibujarse su ser, tanto que ya ni se reconoce. No queda nada de la persona que fue, solo una silueta borrosa recuerda vagamente que existió. Desde la distorsión vive una realidad distinta, percibe, atisba, pero el miedo habita el hueco, se ha adueñado y se ha hecho fuerte, le impide ver, hablar. Aislada del mundo real, reducida a sombra resultante tras la o-presión.
© Yashira 2019
Para los viernes creativos del Bic naranja
El gran vacio de una inexistencia.
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