A la tarde, mirando al parque, tomo mi café sentado en la terraza del bar. Los niños corren tras la pelota, gritan, pelean, ríen.
Apenas ayer, era uno de ellos, y mi abuelo me miraba jugar sentado frente a su taza. Ni me daba cuenta de su presencia, la emoción por el juego lo embargaba todo.
Hoy, la emoción también lo embarga todo, la emoción por la vida que se escurrió entre el ayer y el hoy.
Suspiro, y, de un sorbo apuro hasta los posos.
Hoy, la emoción también lo embarga todo, la emoción por la vida que se escurrió entre el ayer y el hoy.
Suspiro, y, de un sorbo apuro hasta los posos.
© Yashira 2018
Si está mirando un nieto jugando, valdran la pena esos posos.
ResponderEliminarBesos.
Esos posos siempre valen la pena, la vida hay que apurarla, no dejarla pasar.
EliminarBesos querido Alfred.