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viernes, 9 de febrero de 2018

Apego


Para la 2ª foto en blanco y negro de ENTC.


Tom Waterhouse

Las tardes de invierno me gusta salir a pasear sin importar las inclemencias del tiempo, y tras regresar a casa, disfrutar, junto a mi mujer, de un chocolate bien caliente mientras planificamos nuestro próximo viaje, que nunca es tan próximo, no antes del verano.  

¿Te ha sucedido alguna vez, al callejear, que por el rabillo del ojo entrevés algo o alguien que corre? Vuelves sobre tus pasos, pero claro, la situación es irrepetible. Mentalmente la proyectas una y otra vez hasta que empieza a tomar forma: "Tenía pies, sí, y cabeza; por su tamaño sería un niño de no más de 10 años, pero no, lo que revoloteaba alrededor era una falda, era niña ¿Una niña que se esconde? O ¿Qué?" 

No conocíamos Asturias y un folleto turístico que, por azar, cayó en mis manos, nos sedujo: 
"Adentrándonos en la famosa ruta del Beyu Pen encontraremos un puñado de aldeas con duende". 

El pasado agosto viajamos a Amieva.

Lo que no ponía el folleto, ni podíamos sospechar, es que el duende existía y me seguiría por siempre. Según he escuchado, España está llena de pueblos con duende, aconsejo precaución.  
© Yashira  2018



2 comentarios:

  1. Lo tendremos presente, pero estos duendes que atrapan, suelen ser buenos :)

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    1. Claro Alfred, cómo van a ser malos, seguro nos siguen para allanarnos el camino de la vida. O quien sabe si para gastarnos alguna que otra broma. Saludos.

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