Thomas Hoepker |
Comencé en esta profesión pensando que haría felices a los niños,
pero la mayoría se asustan.
Los padres me contratan, y al llegar a la fiesta, he de
explicar a los más pequeños que no deben llorar, que vengo a hacerles reír.
Claro, ellos saben, te miran a los ojos y saben que tú no eres lo que
aparentas. Por eso, cuando salgo del trabajo procuro rodearme de adultos, así
puedo pasar desapercibido.
- Ah, que mi indumentaria te hacía pensar otra
cosa ¿verdad? - Pues no, así vestido nadie se fija en mí.
Ya en casa, cuando me desprendo de pinturas, ropas y demás, me
muestro. Con los años he aprendido a vivirme, aceptarme y disfrutarme, tal
cual.
¿Y tú cuándo te quitas la máscara? ¿O has crecido tanto que ya
nunca te miras a los ojos?
© Yashira 2018
Para el primer tema de 2018 en ENTC, escribimos en blanco y negro.
Hay que tener la mirada siempre presente.
ResponderEliminarSaludos.
Sí Alfred, nunca perderla, tendemos a no mirar, a dejarnos arrastrar por la vida.
EliminarUn saludo y gracias por pasar.