Imagen tomada de Internet |
Me acuerdo
de todo, de la ventana que daba al patio de luces, a medio día unos popurrís de
olores llegaban a través de ella, en la tarde entraban los gritos y juegos de
los niños hasta la hora de la merienda. Recuerdo ese edificio antiguo y en mi
evocación puedo vivir cada instante como si fuese ayer. Hasta recuerdo a los
porteros que, desde el entresuelo, cuidaban de que se mantuviese el orden en
las zonas comunes.
Pero
Antonio, todo lo que me cuenta parece bastante normal, comenta el psicólogo.
Sí, todo
sería normal si no fuese porque, en esa época, mi madre todavía no había
conocido a mi padre, aquellos porteros fallecieron antes de mi nacimiento, y
cada día mis pasos me llevan al cementerio, me siento en la tumba de una mujer
de la que no sé nada, sólo que tendía la ropa cada día con creciente
dificultad, su abultado vientre hacía muy costosa la labor y sueño con la
sangre que resbala por sus piernas.
Releo una y
otra vez la escueta esquela...
Imagen tomada de Internet |
© Yashira 2016
Buen texto, Yashira. Me ha gustado mucho
ResponderEliminarEs basado en algún familiar.
Besos
Disculpa Torcuato porque no había visto el comentario. No, no está basado en ningún familiar, es todo invención, me alegra que te haya gustado.
EliminarBesos.