Pintando aquellos extraños bisontes recuperé mi identidad. No fue casualidad que entrase tras aquel hombre a la gruta, se dirigió a las pinturas rupestres y comenzó a copiarlas en su cuadernillo, me gustó la idea y decidí imitarlo en un pequeño block que siempre llevo encima. Sorprendente la destreza que hallé tras los primeros trazos, como si de escritura automática se tratara mis manos recorrían el papel perfilando siluetas, creando formas no recordadas. En unos minutos había recreado toda la cacería y el ritual antes del reparto, asombrado pude verme semidesnudo, rodeado de otros como yo gritando y postrándose ante mí.
© Yashira 2015
Señal de que lo había recreado todo MUY bien.
ResponderEliminarAhora... ¿qué va a hacer ahora? ¿Se quedará o intentará volver?
Tendremos que esperar a ver cómo reacciona tras el susto inicial.
EliminarUna alegría tenerte por aquí Luisa. Besos.
Um, sí que es interesante sí, es como los dos lados del espejo, escritura de ida y vuelta je je.
ResponderEliminarMe gusta mucho, Yashira.
Saludos.
Gracias MIguel, celebro que te guste. La vida que nos ofrece esos bucles.
EliminarSaludos.
Un viaje en el tiempo quizás??
ResponderEliminarBesos
Debe ser algo así Henry, un viaje expontáneo.
EliminarBesos.
Uf, qué bueno, tan lejos y tan cerca. Es fascinante.
ResponderEliminarUn abrazo
Emocionante Geus, darte cuenta de forma expontánea que fuiste alguien en otra época, eso no pasa todos los días.
EliminarUn abrazo.
Que gustazo el viajar...sea como sea......un besazo desde Murcia.....
ResponderEliminarEspectacular regresión la de tu protagonista. Mucha suerte :)
ResponderEliminarOriginal regresión. Qué sensación nos quedaría si nos encontráramos con que fuimos alguien mucho menos estimable?. Un saludo
ResponderEliminarDebía ser una vida curiosa la de las cavernas.
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