Ese día en el Centro Comercial veía claramente, pero nada resultaba coherente. Andaba entre tiendas repletas de artículos que no miraba, lo que me llamaba la
atención eran ellos, los dependientes: cada uno era de un color diferente, pero
eso no tenía razón de ser; éste era rojo, aquel azul, y el verde a mi lado, impresionante.
Estaba ajena a todo pensando en sus colores y de repente miré mis pies ¡¡¡No!!!
Grité. Aun hoy no podría decir qué sucedió pero estaba volando, debajo de mí
todo permanecía como si nada pasara, nadie me miraba ni se preguntaba qué me
sucedía. ¡¡No me veían!! ¿Cómo iban a ayudarme? Lloraba y gritaba pidiendo
auxilio, pero ni una sola mirada se dirigió hacia arriba. Fijándome en los cubos
que había abajo vi algo extraño: no se movían, pero si me dejaba llevar sin
resistencia, me atraían. Al principio fue sorpresa y miedo, después pudo más la
curiosidad, de todos modos ya estaba todo perdido, en las condiciones en que me
encontraba cualquier cosa que cambiara podía ser un alivio. Dejé de resistirme,
permití caer despacito hacia el cubo azul que tenía más cercano. Sentí que mi
cuerpo se licuaba, y a través del cubo pasaba, la sensación me gustó. Fluyendo
a través de los objetos desperté. El
horror se apoderó de mí: Los ojos abiertos y la vida conocida había
desaparecido. Me dan vértigo las alturas, aunque no sabría decir desde cuándo.
Pero desde entonces vivo flotando, despierta o dormida.
No sé si era tu intención, pero esa imagen te ha sugerido un cuento de terror. Ese final con el miedo a las alturas y destinada a flotar siempre. ¡¡Uff!!
ResponderEliminarBesitos
Pues Elysa, si te soy sincera, no era mi intención, pero conforme avanzaba me di cuenta de que ese era el final que tocaba. No se si te pasa, pero es uno de esos relatos que sabes cómo empiezan pero no como acaban.
EliminarBesitos.
Hola Yashira: Ya veo que sigues con tu creatividad y no abandonas la escritura. Eso está bien, amiga.
ResponderEliminarEste relato a partir de una imagen es cierto que fue avanzando y terminó en una especie de terror, psicosis y final casi espeluznante. Sorprendente giro que le has dado, Yashira. Sí que es verdad que hay relatos que te van guiando y te llevan por otros caminos impensables al autor.
Pura imaginación.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras en vacaciones.
Me alegra leerte por aquí Mos, ahora en vacaciones te he echado en falta. Claro que pasa eso con los relatos, y hay que dejar a la imaginación que vuele, nos lleve hacia donde nos lleve.
EliminarUn abrazo hasta tu orilla.
No se si será cierto, niña..pero dicen que cuando ya no te opones a lo que suceda, cuando fluyes como en tu historia, todo lo bueno sucede, porque como dicen, las cosas mejores llegan cuando menos las esperas..y eso te deseo, que todo te salga muy lindo...besos
ResponderEliminarGracias Mirella, espero que para tí también sea todo bonito. Me gustaría pensar que así será.
EliminarBesos.
Que bonito poder dejar volar la inmiginacion, me encanto tu relato. T e dejo un beso
ResponderEliminarGracias Soledad por tus palabras y tu atención.
EliminarUn beso,
Hola, soy Mos. En esta ocasión vengo por aquí para llamar tu atención sobre una nueva entrada en mi blog que me gustaría que leyeras.
ResponderEliminarUn abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
P.S. En otro momento volveré por tu blog con la atención que te mereces.
Hasta pronto.
Pues voy a ver esa entrada, te agradezco que llames mi atención, eso significa que para ti es importante, y que tienes en cuenta lo que yo pienso.
EliminarUn abrazo y hasta pronto.
La sensación que tuve fue que el relato se iba construyendo a medida que avanzaba, fue extraño. Muy creativo.
ResponderEliminarUn beso.
HD
Gracias Humberto, creo que más o menos fue así, al principio tenía una idea pero ni sé cómo terminó tal y como lo lees, supongo que son cosas que pasan.
EliminarUn abrazo,
Hola Yashira, por fin me encuentro ahondando en las profundidades de tu blog, que ganas tenía de leerte.
ResponderEliminarTu historia me lleva a los juegos de niños, a la fantasía encendida de los colores brillantes, al miedo por lo desconocido y a la huida de lo conocido, si, da miedo la altura, da miedo el vacío aunque a veces, solo a veces el color lo atenúa.
Para mi es un verdadero placer haberte conocido y un deseo seguir conociendote.
Muchos besos preciosa.
Hola María, cómo me alegra leerte por aquí, que hayas entrado en mi espacio es muy grato para mí, espero como dices que sigamos conociéndonos porque también yo tengo un recuerdo encantador de esa noche y deseo volvamos a coincidir.
EliminarMi relato es uno de esos que empiezan y no sabes como acaban.
Te mando un fuerte abrazo que espero darte en persona pronto.
La primera lectura me lleva a un cierto desorden narrativo, como si se escribiera sin objetivo claro. La segunda lectura me hace pensar en una muerte o trastorno por sobredosis, con un fluir caótico de sensaciones. Posiblemente muriera al final la narradora y es un fantasma. No sé.
ResponderEliminarSí, el caos está ahí, porque realmente ella no sabe lo que le ha sucedido, sólo advierte con estrañeza que las cosas no son como las recuerda, pero como bien dices está narrado desde otra perspectiva, la de otro mundo.
EliminarUn abrazo Ximens,