Siempre me han gustado los libros. Suelo tener varios en mi
mesilla de noche que voy alternando. Esta vez no lo he previsto, no tengo más. Terrible problema; sólo veo una
forma de solucionarlo: utilizar mi tiempo en escribir lo que deseo leer. Puede
parecer absurdo, pero aún no he encontrado el libro perfecto, ese que cuente lo que me apetece. Tomo papel y lápiz. Me
dejo caer en el sillón para poner en marcha mi creatividad. Pero de pronto mi
cuerpo se transforma en algo plano y blanco y comienzan a surgir sobre mi piel
palabras sin parar, un torbellino se desata y en cuestión de segundos todas las
posibilidades están ahí. No entiendo qué
está pasando, pero conozco cada historia, y los libros por escribir. Aquí, escrito
sobre mí, está el libro con el que soñaste, no podrás reclamarlo. Pero si soy papel
¿cómo voy publicarlo?.
Yashira, supongo que todos escribimos un poco para asemejarnos a nuestra manera a esos autores que admiramos y que nos fascinan con sus letras. Conseguirlo o no, es cuestión de intentarlo y de ir evolucionando. Seguro que tú lo consigues.
ResponderEliminarUn gran soplo el tuyo.
Besos.
Gracias Nicolás, aunque creo que no trataba de asemejarme, sino de escribir lo que aún no estaba escrito. De todos modos poco a poco se aprende, eso es cierto y tú eres uno de mis admirados.
EliminarBesos,
Bravo.
ResponderEliminarMe sumé a los aplausos que te dieron los lectores en el vendaval de micros.
Gracias Carlos, pero ¿me dieron aplausos? jaja de eso no me he enterado.
EliminarBesos y me agrada verte por aquí,
Yashira, creo recordar que te dije que me parecia un micro muy original, esa transformación en libro para contener el libro soñado.
ResponderEliminarBesitos
Sí, es una transformación un poco problemática al convertirte en libro alquien tendrá que publicarte, curioso dilema.
EliminarBesitos Elysa,