El tribunal apreció cierta rigidez en su mirada que achacó a la tensión del momento, la testigo, angustiada, relataba la sucesión de hechos que nos habían llevado hasta allí. Tras su narración se dio paso al siguiente declarante, la mirada del acusado ahora más relajada, parecía sonreír. Nadie intentó confirmar la anterior historia, la única que podría haberlo condenado, las demás estaban controladas, todos tenían en sus maletines las pruebas de su inocencia, una suculenta suma que garantizaba su inminente puesta en libertad.
© Yashira 2013
Real como la vida misma...
ResponderEliminarY cada día más.
EliminarEstoy oliendo esos maletines llenos de tacos de billetes, de los verdes, de esos que olían tan bien :D
ResponderEliminarBesos
Jajaja Henry, tú lo has dicho, olían, porque ahora es difícil olerlos, se los están llevando unos listosss.
EliminarUn abrazo y gracias por tu paso.
Ciega, sorda y muda, así está la justicia...Aggggg!!!
ResponderEliminarBesos desde el aire
Totalmente Rosa. Además sin solución parece ser.
EliminarBesos hasta tu aire.
Pero esta historia se desarrolla en América¿no?
ResponderEliminarUn beso
Claro Luisa, en España estas cosas son impensables. Aquí no hay corrupción,
EliminarAbrazos.
¿Justicia?...eso existe¿...mucha gente lo duda...un beso desde Murcia..
ResponderEliminarCreo que tal y como se están desarrollando los acontencimientos en los últimos tiempos, la justicia brilla por su ausencia.
EliminarUn beso desde Cartagena.