Septiembre: ... como fruta madura.
Tus labios jugosos, invitándome a besarlos, tu cuerpo con ese olor a
libertad impregnado en sus poros y la lascivia de tus movimientos que
insinuantes provocan mi excitación. Procuro no acercarme demasiado para no caer
en la tentación, pero me conoces, sabes que caeré, que en mis sueños todas las
noches vuelo hacia tu regazo y con lágrimas en los ojos me dejo amar hasta el
amanecer, cuando la luna desaparece y el sol con su nitidez abre todas las
puertas y ventanas de mi alma.
Cuando llega la noche y en brazos de Morfeo me acuno, entre mis
piernas, como fruta madura, cae el jugoso alimento que crea tus sueños. Nuestros cuerpos se convierten mutuamente en grandes lagos, ríos y mares dónde la
vida llama a la vida y nada se detiene. Es en ese instante cuando juntos
volamos por cielos luminosos, y grandes margaritas blancas ponen sus pétalos
a nuestra disposición para que nos amemos. El fruto de nuestros abrazos cae
rodando por nuestros cuerpos, justo en el momento en que las estrellas
explosionan en fuegos artificiales y son los mundos bajo los mares los que
surgen creando nuestras ciudades.
Imagen tomada de Internet |
Me gusta ese mundo que has creado.
ResponderEliminarBesos
Un mundo precioso, digno de vivir en él, sin duda.
ResponderEliminarYa lo había leido y creo que te lo comenté allí.
Erotismo unido a los mejores deseos.
Besitos
Yashira, recuerdo haber leído este relato en el concurso y como ahora me deja un regusto muy agradecido a poesía pura. Y es esto el amor como bien reflejas en tu relato.
ResponderEliminarMuy buena aportación.
Besos.
Hola Yashira, te echaba de menos, guapa paisana.
ResponderEliminarRecuerdo este relato y a sensualidad erótica que encierra.
Puro placer para los sentidos.
Me alegra tu vuelta y tus comentarios.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.