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SINOPSIS:
En el umbral de la ancianidad, Mercedes Ortega Abellán
distrae los grises momentos de su existencia presente acudiendo al
refugio de su memoria, donde los recuerdos la conducen a un viaje hacia
el pasado. Su mirada retrospectiva desvela los secretos de tres
generaciones familiares y consigue que encuentre el vigor preciso para
cambiar el rumbo de los acontecimientos en las vivencias de una estirpe
no rendida ante las desgracias.
La brújula de la fiel memoria de
Mercedes abarca desde los últimos años del siglo XIX hasta los años
sesenta del siglo XX, asiste a la epopeya de una familia que se extingue
en una provincia del sur de España, concurre a las vicisitudes
existenciales de mujeres fuertes, de hombres tiernos, de hijos con
filiaciones muy diversas e inclinaciones muy distintas y de mentes
abocadas a la locura por las circunstancias políticas y sociales de la
época.
Los ejes temáticos giran en torno al deseo amoroso, el amor
insatisfecho, el amor no correspondido y el traicionado, los celos, el
adulterio, los conflictos generacionales, los estigmas de una educación
estricta, el orgullo, la tozudez, las murmuraciones sociales, la
fascinación por la cultura, la ferocidad de la guerra y sus nefastos
efectos posteriores, el perdón, la generosidad, los sueños no cumplidos,
las expectativas rotas, el oscurantismo religioso y su antítesis
descreída e iconoclasta, la locura, la muerte y la lucha por la
existencia en una España llena de rencores y de atmósfera opresiva.
Aunque
me falta experiencia en escribir reseñas, he querido plasmar aquí lo que la
lectura de “Aroma de Vainilla” me ha transmitido, ojalá sirva para que quienes me leáis os sintáis animados también a leerlo. Sé que no os va a defraudar, más
bien os sorprenderá.
Sólo el
nombre ya me atrae de manera irremediable,
suelo utilizar vainilla o canela como perfume, las especias me resultan
cautivadoras, así que me acerco al libro con una predisposición muy especial.
Me sorprende gratamente la gran variedad de conocimientos que, de forma
magistral, Isabel nos regala en boca de Segundo Ortega, uno de los principales
protagonistas de su libro, hombre encantador, enamorado con pasión de su
esposa que lo aboca, por su fuerte carácter, a una vida extraña, alejada de lo
que, en principio, su amor vaticinaba; y es que Julia Abellán toma, en la noche
de bodas, una decisión que marcará la vida de toda la familia. La hija de
ambos, Mercedes, nos narrará la historia de varias generaciones unidas por un
elemento común, el olor característico de la vainilla que impregna su piel. En
el transcurso de la novela podremos encontrar todo el amplio abanico de
emociones que el alma humana es capaz de sentir, creo que ninguna se escapa a
la sagaz pluma de esta escritora sensible que nos lleva de una época a
otra a través de las calles de Murcia, Lorca y el pueblo donde nacieron sus
protagonistas, en un vertiginoso despliegue de sentimientos en los que nos vemos
involucrados y hasta, en ocasiones, nos encontramos tomando parte por alguno de
ellos, tal es la forma de entrar en los papeles que nos marca la autora, tan
bien definidos que son como nuestros, como nuestra propia familia. Para terminar, dejo una frase de Mercedes en el epílogo: "Pero vivir es esto: Encarar los sucesos con fuerza, apurar hasta la ebriedad los ratos felices y lidiar con la desgracia desde una actitud confiada, para no perder nunca los buenos momentos que depara el destino en un futuro." Creo que todos estaremos de acuerdo con ello.
Me
gustaría, además, transmitir a Isabel Martínez Barquero mi enhorabuena por esta
obra tan bien construida. Tanto “Linaje oscuro” como “Aroma de Vainilla” me han
parecido extraordinarios.
